sáb. Sep 7th, 2024

Viborianus

Victoriano Robles Cruz.

Para que la cuña apriete… 

Vamos a intentar comprender por qué en un gobierno de mujeres, las mujeres marcan los récords de violencia en Cancún. Y lo más cruel atentan contra niñas. Así leemos en diferentes medios impresos y virtuales: “Cancún, la ciudad con más casos de mujeres violentadas en Quintana Roo” (https://n9.cl/p96gd).

La misma nota precisa: “Según información del Banco Estatal de Datos e Información sobre Casos de Violencia contra las Mujeres (Baesvim), en el primer trimestre del 2024 hubo 230 casos de agresiones sexuales en Cancún (menores de 20 años), de los 582 registrados en Quintana Roo”.

Y lo peor de estas cifras, lo alarmante, es el grupo de edad que suelen ser las víctimas: “149 fueron niñas de entre 15 y 19 años, representa el 25.6% del total de incidencias” (149/582). “Y para las niñas de 10 a 14 años, se confirmaron 97 de estos hechos”.

Y según la misma información el 95 por ciento de estos hechos sucede en el seno familiar. Solamente el restante 5 por ciento ocurre en los espacios públicos.

Al comparar estas cifras con las acontecidas en 2023 (130) contra las de 2024 (310); es decir, hubo un incremento delictivo sobre la violencia sexual en Cancún de 2.4 veces, equivalente al 138 por ciento. ¡Crecimiento muy impúdico! 

¿Por qué no existe la prevención para estos delitos que atentan contra la niñez? ¿Quiénes no están cumpliendo sus responsabilidades? ¿Qué tanta importancia tienen estos indicadores delictivos para los aparatos de justicia? ¿Será que en la visión del gobierno podemos presumir estas obscenidades, impudicias o lujurias? 

No son indicadores que se puedan presumir para una zona eminentemente turística. Ni tampoco son para presumir socialmente. Algo está sucediendo para que este libertinaje carcoma a la nobleza infantil de Cancún.

Obviamente, son varios factores los que inciden. La descomposición familiar, el abandono de atención escolar, nulos protocolos municipales y estatales para la prevención y la impunidad para sancionar a los agresores. Los organismos defensores no tienen oportunidad de diálogo y participación en estos esquemas.

Claro que es una compleja problemática, frente a la cual la institución educativa constituye un espacio primordial para llevar a cabo estrategias de prevención y detección. ¿Por qué no se hace?

¿Por qué permitimos que los derechos de niños, niñas y adolescentes sean vulnerados? ¿Será que quienes están al frente de las responsabilidades de gobierno no conocen el placer de tener hijos? ¿Por qué actuar con tanta irracionalidad, indolencia y haraganería?

La escuela es el espacio fundamental para otorgarles las herramientas e información necesaria para que se capaciten y se sientan competentes para lidiar con estas situaciones posibles de vivenciar.

Es importante mencionar que estos casos de violencia sexual, sólo es un porcentaje de lo que ocurre en la realidad, entre los no denunciados, en su mayoría prevalece la amenaza a la víctima o a la madre de esa víctima. Y en otros, aunque denuncie con su madre la víctima esta no procede legalmente. Alcahuetiza al victimario.

Y mientras prosigue el exterminio del PRI. Uno de nuestros lectores nos lanzó la pregunta: ¿Por qué no hacen el mismo escándalo mediático conseguido con Beryl -también en fase de extinción- contra la grave y criminal delincuencia en Quintana Roo? ¿Allí qué clase de pacto existirá?

PD.- “Una de las trampas de la infancia es que no hace falta comprender algo para sentirlo. Para cuando la razón es capaz de entender lo sucedido, las heridas en el corazón ya son demasiado profundas”. Carlos Ruiz Zafón (1964-2020) novelista español.

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