lun. Sep 16th, 2024

Viborita

Victoriano Robles Cruz.

Horrible espectáculo.

Espectáculo de risotada o bien muy vergonzante, así ha sido el desempeño oficial de los voceros -si es que los hay- por el caso del feminicidio de la enfermera Dulce Yarely Flores Monje con 22 años.

Desconocemos si hay una vocería general o alguna coordinación que pudiera intervenir para la emisión de la información oficial del gobierno de Quintana Roo. Porque lo que se ha visto oficialmente ante el bochornoso homicidio resulta peor que el mismo acontecimiento.

Dimes y diretes, pero nada oficial. Contradicciones y reclamaciones. Especulaciones y mentiras. Todo se suma y ahonda o genera una escalada del show mediático. Mientras los ciudadanos ni saben que sucedió ni cómo. Sí ese era el interés, les salió muy bien, excelente.

Nadie salió a condenar tan horrible y vergonzoso feminicidio. Y algunos miserables del gobierno hasta se ocultan. Pero, también nadie se asoma para poner orden en los medios. Y el horrible espectáculo mediático, por todos lados, desinformaban. Nunca existió alguna información oficial que tradujera los hechos para los ciudadanos, para los familiares de la víctima.

La desinformación oficial genera otro tipo de especulación. Viven mercenarios en redes sociales que aprovechan estos vacíos informativos para realizar show telenovelero y hasta con llanto.

(Breviario: Fuimos testigos al asistir a un rezo por el fallecimiento de un amigo, que incluía en el servicio, el equipo que lloraba. Sorpresivo drama).

De la Fiscalía lo entendemos porque su inutilidad es manifiesta para todos los quintanarroenses. Nunca supieron qué hacer. Pero sí ha trascendido, muy certeramente, de acudir con los malosos del ilícito predominante en Quintana Roo para que les ayudarán a dar con el paradero del feminicida. Y así fue como él mismo les indicó dónde había dejado el cuerpo. Se sabe que desde el sábado por la madrugada lo recibieron en la Fiscalía.

El reclamo de los familiares apresuró las filtraciones y vino el desorden. Por un lado, salían unas señales, mientras por otro lado se emitían otras. Ninguna concordante y convergente hacia una calidad informativa. ¡Pues, no saben!

Y de la información oficial se olvidaron. La desinformación ganó. Y sigue triunfando, porque hasta hoy martes, al mediodía, nadie del aparato de gobierno ha salido a ofrecer la versión oficial. Mientras, en el Congreso reparten huevazos.

Este otro fenómeno contribuye con la desinformación, la ausencia de reporteros con espíritu investigador, pues sólo revuelcan la información filtrada o boletinada por las instancias del gobierno. Y nada de investigación.

Sea usted un poco meticuloso y asómese a las redes sociales. Allí encontrará un sinfín de versiones sobre este lamentable feminicidio. En los medios impresos ni uno coincide con esta información. Cada uno escudriño de donde pudo y sacó una versión. Igual en las frecuencias radiofónicas. Todo un horrible espectáculo mediático.

PD.- “En la civilización del espectáculo, el intelectual sólo interesa si sigue el juego de moda y se vuelve un bufón”. Mario Vargas Llosa (1936- ) escritor, político y periodista peruano.

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