Cada paso que da el presidente de Rusia es vigilado de cerca por cientos de guardaespaldas que lo acompañan las 24 horas del día.
Su comida es preparada sigilosamente y todo lo que bebe debe ser chequeado previamente por sus asesores más cercanos.
Y es que el antiguo oficial de la KGB —el servicio de seguridad soviético— sabe muy bien de las amenazas que hay a su alrededor, sobre todo en tiempos de guerra.
Putin está liderando la invasión de su país a Ucrania y esto supone algunos riesgos adicionales hacia su seguridad.